Patici Falconí.
viernes, 22 de junio de 2007
Cosas del fútbol...de la vida
México 1986, mundial de fútbol. En los mismos días en que Diego Armando Maradona, un argentino de fábula, le hacía un gol celestial y otro gol genial al arquero de la selección de Inglaterra, en esos momentos, con evidente mal gusto y falta de oportunismo, el incomparable Jorge Luis Borges, otro argentino de fábula, considerado - sin gambetas ni raparos ni matices- uno de los más grandes escritores del siglo XX, cometía el disparate de morirse en Ginebra sin ver, en la televisión, los goles de su compatriota.
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